“Pero él respondió y dijo: —Escrito está: No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios”. Mateo 4:4.
Santiago, el medio hermano del Señor, nos recuerda que esta vida es muy temporal e incierta; ni siquiera hay garantía de que tendremos un futuro terrenal. La carta de Santiago nos enseña: "Vosotros, los que no sabéis lo que será mañana, ¿qué es vuestra vida? Porque sois un vapor que aparece por un poco de tiempo y luego se desvanece. Más bien, deberíais decir: 'Si el Señor quiere, viviremos y haremos esto o aquello'". Santiago 4:14-15.
Al igual que Jesús, todo lo que somos y los objetivos finales de nuestras vidas debemos centrarlos en lo eterno, y no en lo temporal. El principio superior y el motivo central de nuestra vida debe ser agradar a Dios y confiar en él para absolutamente todo. (cf. Mateo 6:33).
Jesús plantea algunas preguntas en el Sermón del Monte para ser examinadas: "¿Por qué os afanáis por el vestido? Mirad los lirios del campo, cómo crecen. Ellos no trabajan ni hilan; pero os digo que ni aun Salomón, con toda su gloria, fue vestido como uno de ellos. Si Dios viste así la hierba del campo, que hoy está y mañana es echada en el horno, ¿no hará mucho más por vosotros, hombres de poca fe?". Mateo 6:28-30).
Siempre sufrimos y perdemos en alguna medida bendiciones espirituales cuando miopemente nos preocupamos por lo temporal en lugar de centrarnos en lo eterno. La respuesta de Jesús a las tentaciones del diablo son una vez más nuestro modelo.
¿Cuánto tiempo pasas cristalizando quejas persistentes de preocupación? ¿Cuánto tiempo ocupa en inquietarse como parte de su proceso de pensamiento? ¿Cuándo está más susceptible a dejar que la ansiedad se coloque por encima de usted, robándole la alegría y la perspectiva correcta? Tómese un tiempo de oración para pedirle a Dios que lo liberte de la ansiedad y la reemplace por fe.
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