Cuando Satanás aparece con pensamientos engañosos en su mente, usted no tiene por qué admitir la derrota. Utilice los siguientes principios prácticos para hacer frente a los pensamientos corrompidos, sujetándolos con el cinturón de la verdad (Efesios 6:14).
Principio 1: Niéguese a sentirse culpable por los malos pensamientos
Imagine que usted se despierta a las 3 a.m. porque alguien está tocando a su puerta principal. Es más que probable que, antes de abrir la puerta, usted va a mirar por la abertura de la puerta para ver quién está causando la conmoción. Si se trata de un vecino, un amigo o un miembro de la familia, es probable que abra la puerta y le invite a entrar. Sin embargo, si se trata de un desconocido con un pasamontañas y portando una pistola, es de esperar que le niegue la entrada.
Si usted tiene la certeza de que esa persona que desea entrar en su casa pretende hacerle daño, ¿se sentiría culpable porque esa persona desea dañarlo? ¿Se lamentaría?, ¿Acaso diría: Qué es lo que pasa conmigo, qué hay de malo en mí que esta persona quiere hacerme daño? Pues no, lo más seguro es que usted llame inmediatamente a la policía para que detengan al asaltante.
No siempre somos responsables de los pensamientos dañinos que vienen a tocar a las puertas de nuestra mente. Aun cuando permitamos que estímulos externos, tales como ciertos programas de TV, material de lectura, o sitios de Internet puedan incitar pensamientos inmorales, avaros u otros, no siempre tenemos la culpa del primer asalto de estas ideas. Si estuvieras en una isla desierta, aun así tendrías que batallar contra los malos pensamientos.
¿Cómo sabemos esto? Considere la experiencia de Jesús en el desierto inmediatamente después de su bautismo. Durante 40 días Cristo estuvo completamente aislado. No tenía compañía, no tenía periódicos, correo electrónico, televisión ni celular. Sin embargo, después de esos 40 días, Jesús fue tentado con pensamientos de descontento, codicia y orgullo. Satanás le tentó con los siguientes razonamientos:
- "Ya que Dios no te ha suministrado lo que necesitas para sobrevivir, convierte estas piedras en pan".
- "Tú no necesitas esperar todo el doloroso proceso para reinar sobre los reinos del mundo; pueden ser tuyos ahora mismo, si estás dispuesto a adorarme".
- "Tú no tienes que seguir el programa de Dios; demuestra ahora que eres el Mesías. Monta un circo espiritual y demuestra que eres el Hijo de Dios".
La porción de la Palabra de Dios en Lucas 4:3 inicia de la siguiente manera: "Entonces el diablo le dijo". Aquí deseo detenerme un poco y profundizar en este acontecimiento. Cabe preguntarnos: ¿Hacia dónde se dirigían estas argumentaciones de Satanás? Si el relato Bíblico en los evangelios acerca de la tentación de Jesús, supone la presencia física de Satanás, esto, no es relevante; lo que si nos queda claro es que Satanás infiltró argumentos en la mente de Cristo tratando de convencerle. Con toda seguridad Satanás continuará utilizando con nosotros las mismas estrategias que utilizó con Jesús, pero desde las regiones celestes; Efesios 6:12.
Ahora bien, ¿hizo estos razonamientos impíos de Jesús un pecador? ¡Por supuesto que no! Permaneció como el perfecto Cordero de Dios, cuya intachabilidad lo calificó para ser nuestro Salvador. Si usted y yo vamos a ganar las batallas de la mente, tenemos que primeramente dejar de sentirnos culpables en cuanto a los malos pensamientos que nos invaden; y en cambio, aprender a lidiar con esos intrusos no deseados.
Principio 2: Niéguese a permitir que los pensamientos erróneos persistan
Si nos entretenemos y adornamos los malos pensamientos por algún período de tiempo, esos pensamientos llegarán a transformarse en obsesiones. Estos, a su vez, darán lugar a abiertas acciones o actitudes de desobediencia.
Las primeras ideas que el diablo dirige a nuestra mente pueden ser sólo un punto de apoyo; esta primera vez, coqueteamos con esos pensamientos y nos detenemos en ellos o fantaseamos con ellos. Tanto más tiempo nos entretengamos con esos pensamientos, tanto más es probable que empecemos a hacer planes mentales acerca de cómo llevarlos a la práctica.
Este es el modo en como un pensamiento al cual se le permite agarrar un dedito termina atrapando todo el brazo. Tanto más desarrollemos planes para llevar a la práctica una idea pecaminosa o una tentación, tanto más nos encontraremos con el hecho de que este pensamiento se convertirá en una fortaleza. Llegamos al punto donde nos sentimos obligados a poner a prueba la ejecución de nuestro plan. Llegamos al punto donde deseamos ejecutar la idea, más de lo que queremos rechazarla.
Cuando llegamos a ese punto, estamos en serios problemas. ¿Cómo podemos evitar que nuestros pensamientos se conviertan en fortalezas diabólicas?
Principio 3: Aprenda a reconocer y reemplazar los malos pensamientos con pensamientos santos
Mi analogía en cuanto al ladrón intentando entrar en su casa, es defectuosa en un aspecto. Mientras que podemos tener éxito evitando que el intruso logre entrar en la casa, no podemos evitar que los pensamientos impíos lleguen a nuestras mentes. El hecho de que estamos pensando, significa que la idea ajena ya ha ganado la entrada.
Sin embargo, no significa que tengamos que permitir que el intruso se siente en nuestro sillón favorito, que nos enganche en una larga conversación, y nos comunique que desde que ha sido muy bien acogido, él va a ocupar nuestra habitación de invitados. En lugar de ello, tenemos que seguir el consejo del apóstol Pablo para hacer frente a un invitado no deseado:
"porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo" 2 Corintios 10:4-5.
Debemos distinguir los términos: "reconocer y reemplazar", los cuales nos ayudarán a tomar el control de los malos pensamientos. Utilice los principios que hemos discutido previamente para ayudar a reconocer si un pensamiento podría tener origen satánico, luego pregúntese lo siguiente:
- ¿Es verdadero este pensamiento?
- ¿Este pensamiento me motiva a temer más, o confiar más en Dios?
- ¿Este pensamiento contradice la Palabra de Dios?
Ahora bien, saber discernir y etiquetar como nocivo un pensamiento, y tratar de descartarlo de su mente no es suficiente. De hecho, cuanto más se intenta rechazar un pensamiento no deseado, cuanto más se encontrará obsesionado con él.
Para descartar los pensamientos de Satanás debemos reemplazarlos con pensamientos verdaderos, honestos, justos, puros, amables, tal como lo hizo Jesús.
Cuando Satanás trató de plantar semillas de descontento, Jesús respondió citando un versículo del Antiguo Testamento. "No sólo de pan vivirá el hombre, sino de toda palabra de Dios" (Lucas 4:4).
Cuando Satanás tentó al Señor con pensamientos de poder y riquezas, Jesús recitó el mayor mandamiento de Dios: "Al Señor tu Dios adorarás, y a él solo servirás" (Lucas 4:8).
Cuando Satanás tentó a Jesús para que actuara en independencia de Dios, el Señor citó: "No tentarás al Señor tu Dios" (Lucas 4:12).
Jesús nos enseñó que la mejor manera de desalojar un pensamiento no deseado es reemplazarlo con otro pensamiento más poderoso. La mejor manera de disipar la oscuridad es confrontarla con la luz.
Cuando vengan pensamientos temerosos tratando de tomar el control de su vida, puede reemplazar esos pensamientos con: "Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio", 2 Timoteo 1:7.
Cuando llegue la tentación con pensamientos de descontento, puede reemplazar esos pensamientos con: "porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar. Así que, teniendo sustento y abrigo, estemos contentos con esto", 1 Timoteo 6:7-8.
Cuando usted sea tentado por fantasías de relaciones sexuales con alguien que no sea su pareja, puede reemplazar esos pensamientos con: "Mas el que comete adulterio es falto de entendimiento; Corrompe su alma el que tal hace", Proverbios 6:32.
Creo que este era el proceso que tenía Pablo en mente cuando nos animó a ceñir nuestros lomos con la verdad, Efesios 6:14. Nuestro éxito en la batalla espiritual depende de confrontar cualquier pensamiento disoluto con la verdad de la Palabra de Dios.
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