Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz, Y camino de vida las reprensiones que te instruyen. Pr 6.23

La guerra espiritual según la Biblia

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Hechos 19:11-16

Existe una confusión generalizada entre muchas iglesias evangélicas modernas, en especial aquellas de corte carismático, con respecto a las actividades y operaciones de Satanás.

Muchos de los cánticos de adoración modernos se centran en la guerra espiritual, incitando a los cristianos a ir al "campo enemigo" y tomar "nuevamente lo que Satanás robó". Pastores ofrecen oraciones para colocar coberturas alrededor de los creyentes. Además, se vende ampliamente la idea de que la oración más fuerte y más ferviente, es la más eficaz para atar a Satanás. Pero la pregunta que cada creyente debe hacerse es: ¿es este realmente el verdadero papel de los creyentes en el ámbito de la guerra espiritual?

Deseo compartir con ustedes algunas observaciones acerca de esta extraña práctica de guerra espiritual y proporcionarles valiosa información Bíblica acerca de cómo los cristianos deben y cómo no deben responder al entorno satánico.

Examinando la Palabra de Dios en 1 Juan 4:1-8 leemos lo siguiente: "Amados, no creáis a todo espíritu, sino probad los espíritus si son de Dios; porque muchos falsos profetas han salido por el mundo. En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne, no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo, el cual vosotros habéis oído que viene, y que ahora ya está en el mundo. Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo. Ellos son del mundo; por eso hablan del mundo, y el mundo los oye. Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios, nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error. Amados, amémonos unos a otros; porque el amor es de Dios. Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios. El que no ama, no ha conocido a Dios; porque Dios es amor".

Lo primero que podemos observar es que Dios por medio del apóstol nos da un mandato, una orden: "probad los espíritus". Evidentemente, siendo que la siguiente oración hace referencia a los falsos profetas, podemos inferir que "espíritus" está haciendo referencia a personas.  Por otro lado tenemos la palabra "probad", que en el griego, el término es usado en metalurgia para evaluar la pureza del metal. Entendemos entonces que Juan nos está diciendo: "Examinad la pureza de las personas".

El apóstol Pablo nos recuerda lo mismo en 1 Tesalonicenses 5:21-22 cuando dice: "Examinadlo todo; retened lo bueno. Absteneos de toda especie de mal", y utiliza la misma palabra, para indicar que debemos probar lo que estamos escuchando. Esto es esencial. Es esencial porque Satanás existe, porque los demonios existen, y porque operan en un reino de mentira que domina el mundo.

Satanás es el dios de este mundo, el príncipe de las potestades del aire, el gobernante de las tinieblas, de las huestes espirituales de maldad de este siglo en los lugares celestiales. A él se le ha permitido circular en este mundo, desplazarse como león rugiente buscando a quien devorar. Él y sus agentes se disfrazan de ángeles de luz, de acuerdo con el apóstol Pablo en su carta a los Corintios. Y no debemos sorprendernos de que Satanás opere el 99 por ciento de las veces en la falsa religión, en la mentira y el engaño.

Satanás no está detrás del comportamiento miserable, corrupto y pecaminoso de una sociedad definida. La carne se encarga de eso. Satanás está detrás de la religión corrupta, detrás de los falsos sistemas de creencias. Es muy importante entender esto.

Las personas hablan de guerra espiritual haciendo referencia a Satanás y los demonios, pero ignoran  que están equivocados en su manera de pensar. Ellos tienen la idea o han sido enseñados a que  debemos estar acorralando a Satanás. Es común observar a pastores levantarse en el pulpito frente a la feligresía para orar;  y sorprendentemente  escuchar que las primeras palabras que salen de su boca es: "Satanás, te atamos", además de otros pronunciamientos acerca de satanás, acerca de atar, acerca de prohibir, de que si Cristo lo pudo hacer, de que si los apóstoles tenían autoridad y todo este tipo de lenguaje doctrinal desacreditado. Simplemente podemos quedar perplejos  al escuchar que las primeras palabras de inicio son: "Satanás". Nos preguntamos entonces: ¿Qué? ¿Está hablando con el diablo, diciéndole lo que puede o no puede hacer? Tal vez piensa que eso es  guerra espiritual, y tal vez piensa que él tiene el poder de hacer eso. Eso no es otra cosa que un engaño, artimaña, argucia.

Estos individuos que se hacen llamar cristianos y aún peor se constituyen como pastores, con sus charlatanerías solo demuestran su enorme ignorancia en las Escrituras. La Biblia describe la guerra espiritual en 2 Corintios 10:3 con estas palabras: "porque las armas de nuestra milicia no son carnales"; entendemos entonces que estamos hablando de guerra, hablando de armas y estas "no son carnales", es decir, no son humanas. El pasaje especifica que estamos "en la carne"; lo que desea destacar el versículo es que somos humanos. Cuando dice que: "andamos en la carne" no se está refiriendo a que andamos en pecado, sino que simplemente habla de que somos seres humanos, y no podemos hacer la guerra  "según la carne". Nuestras armas no pueden ser de origen humano. No batallamos por medio del ingenio o la astucia humana. No puede ser nada concebido por el hombre, no importa cuán nobles sean nuestros pretensiones.

Esta guerra espiritual no se pelea con armas humanas convencionales. Se necesita mucho más que eso; según el versículo 4 de 2 Corintios 10 estas deben ser "poderosas en Dios". Hemos sido reclutados en una guerra espiritual que no puede ser combatida con armas humanas, no importa cuán noble, bien concebido y bien elaborado pueda ser la estrategia que pudiéramos  pensar.

El objetivo final expresado por el apóstol Pablo, según el versículo 4, es la "destrucción de fortalezas".  Y la figura presentada aquí nos indica que las armas humanas no son rivales para esta enorme fortaleza. La palabra "fortaleza", para la época de Pablo,  daba la idea de un edificio de piedra inexpugnable. Estamos asaltando edificios formidables. No podemos utilizar las armas humanas, ellas son como pistolitas de agua.

¿Qué son esas fortalezas?  Al comienzo del versículo 5 dice: "derribando argumentos". Cuando el apóstol habla de derribar fortalezas, él está haciendo referencia a la destrucción de razonamientos, especulaciones, ideas, ideologías, teorías, puntos de vista, sistemas de creencias, psicologías, filosofías, religiones. Este es el compromiso para el cual hemos sido llamados  en esta guerra espiritual. Es una batalla por el modo en que la gente piensa. Es una batalla por la mente. No se trata de perseguir a Satanás. No se trata de corretear demonios. Eso no está dentro de la competencia de nuestras capacidades. La nuestra es una guerra por la mente.

El mundo es prisionero de los sistemas de creencias. Ellos son prisioneros en esas fortalezas, en el sentido de que son inexpugnables en sus ideologías. Esas fortificaciones en las que viven se convierten en sus prisiones y terminan en sus tumbas.

El arquitecto de todas estas fortalezas no es otro que el mismo Satanás. Él es el padre de la mentira. Él es el engañador. Es el ángel de luz impostor. Y sobrelleva su gran trabajo a través de los sistemas de falsas creencias.

El versículo 5 nos da una definición más detallada del significado de fortaleza; dice así: "toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios". ¿Qué significa eso? Es cada gran idea, cada idea aparentemente noble, cada idea intelectual, cada gran visión, cualquier cosa y todo lo que se levante como una ideología "contra el conocimiento de Dios". Las personas están atrincheradas en las fortalezas de los sistemas anti-Dios. Para usar el lenguaje de Juan, son anticristos. Y como dije, las personas están atrincheradas, están presas en esas fortalezas. Y ellos, en última instancia, morirán en esas prisiones.


Entonces, ¿cuál es nuestra responsabilidad? Nuestra responsabilidad es la de romper estas ideologías, aplastar estas fortificaciones y llevar cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo. Esta es una batalla por el modo de pensar de las personas. Una vez más, Satanás es el arquitecto, el diseñador, el ingeniero y el constructor de estas ideologías. Es responsabilidad de cada pastor, cada maestro, cada predicador, cada cristiano examinar todos los requerimientos que se nos formulen y poner a prueba a las personas, y las profecías. Al igual que los nobles de Berea, examinar todo para ver lo que es verdadero

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