Porque el mandamiento es lámpara, y la enseñanza es luz, Y camino de vida las reprensiones que te instruyen. Pr 6.23

Mantener el amor los unos por los otros

“Permanezca el amor fraternal” (Hebreos 13:1).

La norma moral principal del cristianismo es el amor, especialmente para los hermanos en la fe. El amor a los demás creyentes es el resultado natural de una vida cristiana y debe ser una parte normal de la comunión dentro de la Iglesia. Usted puede, sin duda, recordar cómo después de ser salvo, se hizo muy natural y emocionante amar a otros cristianos y querer estar cerca de ellos. Sin embargo, tal actitud es muy difícil de mantener. Este amor, que es un don del Espíritu de Dios, debe ser alimentado o no va a crecer; este más bien puede marchitarse. Es por eso que el apóstol Pedro nos exhorta: "Habiendo purificado vuestras almas por la obediencia a la verdad, mediante el Espíritu, para el amor fraternal no fingido, amaos unos a otros entrañablemente, de corazón puro; siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre". (1 Pedro 1:22-23).

Pablo nos enseña el mismo concepto de cultivar y practicar el amor por los demás, cuando escribe: "Pero acerca del amor fraternal no tenéis necesidad de que os escriba, porque vosotros mismos habéis aprendido de Dios que os améis unos a otros; y también lo hacéis así con todos los hermanos que están por toda Macedonia. Pero os rogamos, hermanos, que abundéis en ello más y más". (1 Tesalonicenses 4:9-10). Pablo también nos da la definición básica del amor fraterno: "Amaos los unos a los otros con amor fraternal; en cuanto a honra, prefiriéndoos los unos a los otros". (Romanos 12:10). En pocas palabras, el amor fraternal es cuidar de los hermanos cristianos más que preocuparnos por nosotros mismos. Y tal amor presupone que vamos a tener una actitud de humildad (Filipenses 2: 3-4).


Así que este versículo de Hebreos sólo apoya lo que dijo Pablo y Pedro en otra parte. La exhortación del escritor es que debemos dejar que el amor fraternal continúe indicándonos que este tipo de amor ya existe en nuestros corazones. Nuestro desafío hoy y cada día no es descubrir el amor por los demás, sino permitir que continúe y aumente. Pídele a Dios que ayude a reavivar el amor que solía ser fuerte para un amigo cristiano, pero quizás ha menguado ahora.

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